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Las vacaciones de los más peques

  • Foto del escritor: InfoCadémica
    InfoCadémica
  • 9 sept 2019
  • 2 Min. de lectura

He podido disfrutar de un mes de trabajo en una Escuela Infantil. Ha despertado en mí emociones que pensé que había perdido. Ese amor hacia los más pequeños, esa ternura. Creía que ya no estaban en mí. Y me ha permitido reflexionar sobre la vida que llevan nuestros peques.


Los niños y niñas pasan sus veranos como los adultos, esperando las vacaciones.

Esos 15 días de vacaciones después de un curso escolar.350 días de "cole", de prisas, de tareas, de obligaciones, de horarios... ¡Es complicada la vida de un niño! Tiene que adaptarse al ritmo de sus padres, sin que nadie tenga en cuenta su propio ritmo.


Y es que hay que trabajar. ¡Por supuesto que hay que trabajar! No me atrevería a proponer lo contrario. No hay que sentirse culpable por no tener las mismas vacaciones que nuestros hijos e hijas. Está claro que esto es un problema social. En los países nórdicos los peques tienen solo un mes de vacaciones y así es más fácil conciliar. Pero ¿tienen que mantener el mismo horario durante el verano? ¿No hay un familiar, un amigo, otra opción que no sea ir a la misma escuela con las mismas personas?


Le preguntaba a una niña que vino nueva: ¿has estado de vacaciones? Y me contestaba otra: “… la guarde son mis vacaciones”.


En una Escuela Infantil se intenta que las niñas y niños estén contentos y más en verano pero tiene que haber otra solución. Una solución sin horarios estrictos, sin juegos programados, sin actividades obligatorias…


Recuerdo mi infancia, esos veranos tan largos y tan aburridos. Me entretenía poniendo nombre a las moscas que entraban en casa. El aburrimiento, también es necesario, nos hace valorar y apreciar los momentos divertidos y especiales. Y está demostrado que desarrolla la creatividad. También hay estudios que asocian una desconexión demasiado larga a cierta perdida de conocimientos, eso dicen las pruebas de nivel de inicio de curso.


Sé que no es fácil conciliar la vida laboral y la familiar pero hay veces que hay que pensar en nuestros vástagos. Puede que prefieran ir al pueblo con los abuelos y sentarse en la puerta aponer nombre a las moscas

 
 
 

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